Correrme en la cara de mi hermana fue tan bueno que incluso olvidé que había chocado el auto de papá.
Mi hermanastra me llamó afuera para mostrarme que logró estrellar el auto de mi papá. Llamé a un mecánico y, basándose en los daños y el coste del coche, me dijo que las reparaciones costarían un par de miles de dólares. Mi linda y pequeña hermanastra quedó devastada y, desesperada, me pidió que le prestara algo de dinero. Mirándola toda pequeña y adorable, decidí aprovechar la situación y divertirme un poco. Ella es una adolescente rubia delgada con un cuerpo pequeño y delgado y, considerando que soy su hermanastro, decidí ver qué se esconde debajo de su capucha, así que le pedí que se levantara la camisa. Al principio, ella se mostró reacia, pero finalmente cedió. Así de fácil, mi hermanastra se quitó la camisa y me mostró un par de tetas magníficas y turgentes con pequeños pezones rosados. Eso fue más que suficiente para ponerme en marcha, así que le pedí que se llevara también los pantalones cortos. Por supuesto, en el momento en que esta chica se los dejó caer, le dije que continuara quitándose las bragas rosas también. Un par de momentos después, mi hermanastra estaba completamente desnuda frente a mí y yo miraba su apretado y calvo coño. Fue entonces cuando supe que iba a hacer todo lo posible. Fue necesario un poco más de persuasión, pero ella terminó arrodillada y sacando mi erección palpitante. Su suave mano envolvió el eje y comenzó a acariciarlo. No pude evitar burlarme de ella, viendo cómo toda la situación la ponía muy caliente y cachonda también. No pasó mucho tiempo antes de que mi hermana desnuda pusiera sus labios húmedos en mi polla y comenzara a chuparme. Ella era tan buena y yo estaba tan cachonda que rápidamente exploté con esperma en el fondo de su garganta, haciéndola ahogarse mientras tragaba mi semen pegajoso. Lo terminamos ahí, pero aún no había terminado con esta pequeña rubia. La encontré en el dormitorio más tarde para decirle que el daño era mayor de lo esperado. Naturalmente, eso significaba que me debía más por las reparaciones. Ella ya no se mostraba tan reacia y así fue como terminé dentro de su pequeño coño. Apenas cabía la mitad de mi polla pero, una posición tras otra, la estiré por completo, haciéndola gritar en múltiples orgasmos. Correrme en su linda cara, ver mi semen salir volando y aterrizar en su nariz, barbilla y mejillas, fue tan bueno que incluso olvidé que había chocado el auto de papá. De ahí en adelante, la devasté varias veces, cubriéndola con cargas desordenadas.